Las piezas en su lugar.
Jimin tenía su cabeza sobre el pecho de Jungkook, escuchando el latir de su corazón con total calma. Su cabeza subía y bajaba al ritmo de su respiración, podía sentir los dedos del castaño entre sus rizos. Estaba seguro que podía quedarse en esa posición por muchas horas más, siendo el lugar más cómodo, seguro y tranquilo en el que podía estar.
—¿Así que tu hija sabe que tienes a alguien? —preguntó con calma, sonriendo al recordar las palabras que su hijo le dijo el fin de semana.
—No es como si hubiera podido ocultar tu tontería de gritar porque se te cayó el shampoo en el baño —en parte era verdad, si no gritaba, podía haber guardado más su secreto, aunque moría de ganas por contarle a su hija.
Jungkook soltó una pequeña risa, rodando sus ojos. Llevó una de sus manos a su frente, arrastrándola hasta su mejilla.
—No me recuerdes eso, ¿sabes lo que dijo Jongsuk de eso?
—¿Jarin le contó? —alzó su cabeza, mirando a Jungkook, quien asintió—. ¿Qué te dijo?
—Me llamó idiota —chilló—. Mi propio hijo me llamó idiota por haber hecho ruido —mostró su labio inferior, formando un puchero—. ¿Quién se cree? Yo soy un idiota, pero él no lo es al bajar del piso de arriba con la camiseta al revés después de estar a solas con su novia —rodó sus ojos—. No sabes las ganas que tuve de gritarle que me respetara.
Jimin empezó a reírse a fuertes carcajadas por la forma en que se quejaba con él. Era complicada la dinámica que llevaban, sin embargo, a su vez, era divertida, dándoles momentos como esos, dónde sus hijos se quejan de lo idiotas que a veces podían ser el uno con el otro por los nervios. Iguales de idiotas que sus hijos, reviviendo un poco así, parte de su adolescencia.
Jungkook negó y sonrió.
—¿Te burlas de mí? —enarcó una ceja.
—Es que te quejas mucho de Jongsuk —volvió a reír—. Son iguales de idiotas los dos.
—¿Me llamaste idiota?
Jimin asintió, llevando sus manos a su estómago cuando las carcajadas volvieron a salir de su garganta hasta llenar la habitación con ese sonido puro de la felicidad. Jungkook aprovechó la situación para quitarse y dejar caer la cabeza de Jimin en la cama, poniéndose así encima suyo, con sus rodillas al costado de su cadera. Sus risas se intensificaron cuando las manos de Jungkook viajaron a sus costillas, haciéndole cosquillas sin piedad, provocando que su cuerpo se retorciera en toda la extensión de la cama, buscando alejarse, pues su estómago ya comenzaba a dolerle.
—Para, Kook —reía.
—Me dijiste idiota —rió Jungkook al ver sus ojos achicarse cada vez más.
—Jungkook.
—Creo que está siendo un buen castigo esto —no paraba de llenarlo de cosquillas en sus puntos sensibles.
—Para, por favor. M-Me duele... el estómago.
—Yo veo que te diviertes mucho —dejaba besos en su cara.
Jimin sentía los espasmos en su cuerpo. Y aunque amaba el detalle de los besos, no podía seguir soportando lo otro. Trataba de tomar sus muñecas, pero era en vano con los ágiles movimientos de Jungkook.
—¡Amor, ya! —soltó en un grito divertido.
Jungkook paró los movimientos con sus manos cuando lo escuchó. Abrió su boca y lo tomó de las muñecas, poniendo sus manos sobre su cabeza, contra la cama.
—¿Qué dijiste? —preguntó incrédulo.
Jimin tragó saliva. Estaba consiente de lo que salió de sus labios y corazón. Le nacía decírselo porque volvió a sentir la necesidad de llamarlo así. Su corazón latía a velocidad cuando lo pensó decir desde dos días antes, mientras cenaban en su casa.
—¿Yo? —se hizo el desentendido, evadiendo su mirada, aunque el brillo de sus ojos no pasó desapercibido para él.
Jungkook asintió.
—¿Me dijiste "amor"?
Una mirada de reojo con fingida inocencia bastó para llamar más la atención de Jungkook, que intentaba no tirarse encima suyo para llenarlo de besos antes de confirmar lo que sus oídos escucharon, y pidiendo con anhelo no haber escuchado mal.
—Puede ser... —Jimin sonrió, deshaciéndose del agarre de Jungkook en sus manos, para tomarlo de la nuca y atraerlo a su cara.
—¿De verdad me estás llamando así?
Los hoyuelos se hicieron presentes en sus mejillas cuando el tono de felicidad se escuchaba en la voz de Jungkook.
Lo atrajo a sus labios, sellando entre ellos lo que pasaba en sus vidas. Confirmando que lo llamó de tal forma, y no se arrepentía para nada. Incluso podía usarlo con más frecuencia.
Se separaron y conectaron sus miradas, Jimin dejó un beso en la punta de la nariz de Jungkook. Era su turno de mostrar su interés en el castaño, y en una futura relación.
—¿Entonces es cierto lo que escuché? —preguntó Jungkook reacomodándose en la cama, seguido de Jimin que apoyaba su cabeza sobre su mano en el cama.
—¿Qué escuchaste?
—Que estás feliz con la persona con quien has estado en estos meses... —musitó—. Dice Jongsuk que te ha visto con un brillo especial en los ojos, últimamente, como si estuvieras...
—¿Enamorado? —Jimin sonrió, pues esa pregunta sonaba a una confirmación—. Creo que tiene razón, porque con quien estoy saliendo me volvió a dar un respiro nuevo a todo, y ver diferente lo que yo veía como normal y cotidiano. Estoy divirtiéndome a su lado y viviendo experiencias a las que no pude llegar por mucho con alguien —tomó la mano de Jungkook—. Me está enseñando de nuevo lo que es confiar en un tipo de pareja.
—¿Hablas en serio?
—¿Por qué voy a mentir con algo así? —rió—. Hablo en serio. Me estás haciendo muy feliz, Jungkook. Y aunque antes maldecía por haberte encontrado de nuevo, ahora lo agradezco desde lo más profundo de mi alma —besó el dorso de su mano—. Gracias por volver.
Jungkook copió la misma acción que el rizado, acunando su mejilla en su mano, dando pequeño roces con su yema del dedo pulgar.
—Yo debo darte las gracias por aceptarme de nuevo, aunque hubieras tardado bastante en ser bueno conmigo —ambos mayores rieron antes de dejar un casto y lindo beso en sus labios.
✧✦✧
Jimin acompañaba a Jungkook a una cena de su trabajo. Era tarde, con un cliente que conocía desde hace mucho y era su gran amigo, esa era una de las tantas cenas al año que tenían. Su amigo siempre iba acompañado de su esposa, Jungkook no veía el problema en llevar a Jimin con él.
Estaban los cuatro en la mesa, Jimin platicaba amenamente con los clientes de Jungkook, contando su historia del pasado y la forma en que se conocieron. El castaño al verlo tan tranquilo y cómodo, fue por una bebida para él, y también otra para Jimin. Disculpándose al ponerse de pie, y diciéndole al oído del rizado por lo que iría.
Esperando en la barra del bar de aquel restaurante, una chica joven, bien vestida en un ajustado pero a la vez elegante vestido negro con escote en la espalda y abertura en las piernas, se acercó a él, dándole una sonrisa que el castaño reconocía a la perfección como una forma de coqueteo.
—Hola —saludó la joven.
Jungkook alzó ambas cejas como saludo, una sonrisa con amabilidad fingida en sus labios.
—Hola —tamborileó sus dedos por encima de la barra, en la espera de sus bebidas. Sintiéndose un poco incómodo con la presencia femenina.
—¿Esperas un trago?
—Sí.
—Yo puedo invitártelo —sonrió—. No me molesta hacerlo para alguien como tú.
Jungkook apretó sus labios.
—Son dos, de hecho.
—Si ese es el caso, puedo acompañarte con el segundo.
Sus tragos llegaron, Jungkook agradeció al de la barra, tomándolos después.
—No, gracias. Ya tengo compañía —notó a la pelinegra alzar una ceja, esperando que le dijera de quién se trataba, y Jungkook no tenía problema en mostrarle, además, era algo que pensaba hacer más a menudo. Presumir a Jimin como su pareja, que aunque no lo fuera oficialmente, así era como se trataban, y además, eso ayudaría en su confianza como pareja, una de las primera cosas que jodió su relación—. Espera.
La joven asintió y Jungkook se llevó los tragos consigo hasta la mesa donde estaban. Podía escuchar las risas de las tres personas presentes, Jimin ni siquiera había notado lo que pasaba a sus espaldas, aún así, no dudó en llamar la atención de la mesa.
—Señor y señora Moon, ¿podrían disculparme? Necesito a Jimin unos segundos en la barra.
—Claro.
—¿Para qué? Ya trajiste las bebidas —habló con tranquilidad a la vez que Jungkook lo ayudaba a salir de la mesa, tomándolo de la mano, mientras lo llevaba de donde venía.
Jungkook no mencionó nada hasta que llegaron a dónde estaba la pelinegra, cruzando una de sus piernas y bebiendo un poco de su cóctel.
—Amor, la señorita se preguntaba para quién era la otra bebida que llevé a la mesa —alzó su voz, llamando la atención de la mujer que tosió un poco debido a la sorpresa del apodo y de que Jimin fuera lindo en verdad.
Jimin pasó su lengua por sus labios, intentando no reír por lo que Jungkook hacía. Sabía que era una nueva faceta para recuperar su confianza y ayudarlo con sus inseguridades, le quedó muy claro con todos los cambios que han tenido en sus meses reencontrándose.
Se apoyó del brazo de Jungkook, apoyando su cabeza sobre su hombro.
—Era para mí —sonrió—. ¿Por qué la pregunta?
—No... n-nada más. Se veía... delicioso ese trago, ¿cuál es? —preguntó en un titubeo, sintiéndose apenada.
—Es un cosmopolitan, el favorito de mi novio —habló Jungkook, con orgullo en la última palabra.
—Gracias... yo lo pediré del otro lado. Hasta luego.
No fue mucho tiempo el que se tomó en retirarse de la barra y dejar a la pareja a solas. Ambos con una sonrisa en sus labios, aunque Jimin negaba.
—La hiciste sentir incómoda.
—Ella me incomodó a mí —se quejó—. No puede coquetearle a cualquiera que vea solo en las barras. Que sepa que tengo alguien en mi vida.
—¿Sí? —enarcó una ceja.
—Sí. Alguien que es mucho mejor que todas y todos.
Jimin agachó su cabeza, sonrojándose por la cercanía de Jungkook frente a tantas personas. No era algo a lo que estuvieran acostumbrados, lo de ellos era estar en la comodidad de sus hogares.
—Gracias por eso, amor —susurró.
—No agradezcas —besó sus labios, para después llevarlo de nuevo a su mesa, con una mano puesta sobre su cintura.
Ninguno ponía peso a la formalidad en su relación. Era algo que querían y pensaban, pero por lo mientras, buscaban mejorar el uno con el otro, reacomodando lo que alguna vez rompieron en su pasado.
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